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Se ha dicho, se ha escrito, hemos oído...

Mario Cardona Osorio

Medellín, mayo 14 de 1991

Señores
TEATRO MATACANDELAS
Medellín

Escribo esta carta porque el sábado pasado, al terminar el espectáculo no me fue posible aplaudir. Lo mismo le sucedió a los otros espectadores, un primer intento de uno de ellos fue fallido, rápido se arrepintió y luego, al comenzar el aplauso y hacerse de nuevo la oscuridad, ver de nuevo, pero de repente la yacente y las estáticas caras-máscaras-fantasmas-veladoras, se cortó la capacidad de aplaudir.

¿Qué había pasado?

Después de cuatro cuadras caminadas el ¡Bravo! surgió, para Pessoa, para las actrices, para la música, para el manejo de las luces, la puesta en escena y el director. Deben faltar muchos que sé, son hormigas diligentes y que no están en la lista.

¡Bravo maestros!

Fue que quedamos hipnotizados.

Nos metieron en el terror pánico y a pesar de que la música, la música de caja de música y la penumbra, nos anunció el día (mejor anuncio que el del canto del gallo y el chirrido del carro que propone el autor), seguimos en el clímax de la consecuencia de la conversación de las veladoras, y como ellas temíamos tres veces, porque, o eran o éramos la visión retrospectiva de la definitiva entrada en la muerte de la yacente, latente mientras no se presentara el día, porque éramos el sueño de un sueño o porque un quinto personaje despertado por la invocación es presencia perturbadora.

No había leído antes el texto. Muy fiel a él la interpretación y más estática que la propuesta por Pessoa que a veces hace mirarse una a otra, a las veladoras.

Excelentes las fantasmagóricas caras, así, sólo caras. La selección de esta obra muestra un concepto refinado en el trabajo estético, O marinheiro es la discusión de las discusiones, retoma el por qué filosófico y conmueve cuando hemos estado acostumbrados a tanta dramática de lo cotidiano ya un poco amarillento o tanta consigna, afortunadamente en revaluación.

Para qué adjetivos. Nada dicen.

Con el retraso de una semana reciban mis no estáticos aplausos.

Atentamente,

Mario Cardona Osorio


"Este teatro de pausas, silencios, penumbras, refleja la soledad y angustia del siglo XX quien aterrado ante el mundo que lo rodea, se refugia en su interior".

María Mercedes Jaramillo.

Fitchburg College -1991.


"Estaba ahí, alelado en medio de esa oscuridad total, frente a un escenario del que brotaba a borbotones el texto endemoniado y prodigioso de Fernando Pessoa en O marinhiero."

Alberto Morales

Periódico El Mundo

Medellín -1991


 ¿Y esto es teatro?  ¿A esto es lo que llaman teatro?  ¡Esto es un atraco!"

Espectador airado después de una representación en la Sala Matacandelas el día sábado 23 de noviembre de 1991.


"...Se deja sentir ese sueño del "marinero" que, de manera asombrosa, por su belleza e impactante por su perfección representativa, dentro de un cuadro de quietud, narran tres veladoras mientras acompañan el cadáver de una doncella muerta."

Judith Nieto López

Periódico El Colombiano.

Medellín -1992.


"...Hoy en día el nombre de Matandelas evoca teatro en esta ciudad. El espectador allí, entre ese grupo, se encuentra con una buena dramaturgia. Y la sorpresa está también para los espectadores que apenas comienzan a vibrar con los dramas de la actuación."

Periódico El Mundo

Medellín -1991.


"No entiendo cual es el revuelo con esta obra. Me parece una radionovela. Con toda esa oscuridad no veía por donde salirme de la sala, entonces decidí ponerme a dormir mientras se acababa."

Un espectador adormilado después de una representación la noche del 31 de mayo de 1991 en la sala Matacandelas.


"Esta pieza dirigida por Cristóbal Peláez y Gustavo Díaz, cobra actualidad y vigencia en la década actual, ya que refleja poéticamente la atmósfera de miedo, de parálisis y asombro que vive la sociedad colombiana, sacudida en los últimos años por una violencia indiscriminada que aterroriza y nos sume a todos en el desconcierto y en el omnipresente mundo de la destrucción y la muerte."

María Mercedes Jaramillo

Fitchburg State College.

1991.


"Al entrar, miedo, la primera sensación es de miedo. Las luces se apagan y el espectador se encuentra indefenso frente a algo desconocido, que no le atrae, que le produce pánico pero sin embargo, le hace quedarse allí, pegado a su silla sin ni siquiera hacer ruido al respirar."

Ana Isabel Rivera P.

Periódico El Colombiano.

1991.


"Si existe heroísmo en Colombia, si existe nobleza, terquedad y buenas intenciones, ellas se hallan acrisoladas en el Grupo Matacandelas, que representa lo mejor de un país que no está dispuesto a ponerse de rodillas. Si el arte fuera un relámpago en la oscuridad de este siglo violento en este país violento, El Grupo Matacandelas tendría instalado en Medellín un generador de inacabables relámpagos."

Marco Tulio Aguilera Garrramuño

Xalapa (México) 1991.


"ENGANA-SE QUEM PENSE que Medellín é apenas a capital de droga-facto que, na verdade, lhe tem dado una triste celebridade e elevado a un cortejo de terrores. De facto, a segunda major cidade da Colombia tem uma assinalável actividade cultural. De que aquise fala obviamente nao por acaso ou em abstracto mas porque o Teatro Matacandelas daquela cidade, está a representar " O marinhiero ", de Fernando Pessoa, na versao castelhana de Angel Campos Pampano (que assina um dos textos do programa), com direccao de Gustavo Díaz e Cristóbal Peláez González."

Journal de letras, artes e ideias

Brasil, Junho de 1991.


"...Las primeras luces del amanecer, el canto del gallo y los primeros ruidos del exterior hacen que el público de O marinhiero vuelva ala realidad después de un viaje a su propio yo, a su mundo de sueños e irregularidades."

María Cristina Arango de T.

Periódico El Espectador

Bogotá 1991


" Sin ánimo de exagerar, ocurre lo mismo que en el cuento del Rey Desnudo. Hacemos el mono tratándose de pensar por inteligente cuando en realidad aparecemos como tontos al digerir un montaje cuyo valor radica en el texto... mejor leerlo."

Carlos Enrique Sierra

Periódico El Colombiano

Medellín 1991