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Cronicas del Mayo teatral: Se equivocan, Matacandelas no ha extinguido el fuego

Por: Rubén Sicilia

[Colectivo teatral Matacandelas/Fernando González: Velada Metafísica/Textos de Fernando González/ Dirección. Cristóbal Peláez/ Miércoles 12 de mayo de 2010/ Sala Covarrubias, Teatro Nacional. 8.30PM/ Temporada Mayo Teatral]

Mayo teatral, Cuba 2010.

"Que bueno salir del teatro viendo un espectáculo de primera línea". Así le dije a una amiga hoy al salir de la flamante sala Covarrubias, de estreno en su reciente reparación. Y fue doble el regocijo porque me sentí sanado de la impresión causada por una parte de la muestra extranjera de este mayo teatral que ahora mismo atrae la atención de la ciudad.

El grupo colombiano Matacandelas, parece traer uno de los puntos más altos de este evento. No en balde es una de las compañías emblemáticas de Latinoamérica en los últimos treinta años y visitando por tercera exitosa vez La Habana, nos trae ahora, un montaje que no temo en calificar de concepción honda y monumental.

"Fernando Gonzáles. Velada Metafísica". Es asombrosa la extraordinaria capacidad de Cristóbal Peláez, el director y de este grupo de actores, para llenar de atmósfera ritual y teatralidad una proposición en apariencia casi totalmente performativa o antiteatral. Recuerdo también el montaje de "O Marineihro", texto difícilmente teatral, en mi opinión, del poeta portugués Fernando Pessoa, donde también se logra una atmósfera peculiar.

"Velada Metafísica" -manteniendo un aire fragmentario y discontinuo- logra establecer, una conexión emotiva poderosa con el espectador a pesar de estar tratando temas y conceptos sobre la existencia, que pudieran ser objeto por momentos de una clase de filosofía. El tiempo y el espacio se violan con toda comodidad ante el espectador a veces perplejo, a veces sonriente. Hay que subrayar en este sentido el importante contraste irónico-paródico a los momentos de mayor seriedad y enjundia metafísica. Lo que hace ostensiblemente descender estos conceptos a un plano de cotidianidad muy cercano al famoso filósofo cuyo centro biográfico, cartas y pensamientos, son el vórtice alrededor del cual giran las voces y sombras que van armando este montaje peculiar.

Así mismo sería injusto pasar por alto sin mencionar, la sobriedad extrema en el tratamiento del espacio. El trabajo impecable de atmósferas cerradas en las luces. El juego con las estructuras compositivas que rompen cualquier idea del naturalismo y apuestan por juegos visuales de una belleza sobria pero definida.

Una economía de recursos que no demerita en falta de belleza, pues la concisión y claridad aquí siempre aparecen como un mérito.

Por todo esto, debemos estar muy alertas. Vaya con cuidado. Matacandelas no apaga fuegos, más bien se dedica a expandirlos. Y fuegos estéticos de indudable vuelo. Si ha estado usted entre los afortunados asistentes a estos días de función. Nos dará la razón.

Publicado en http://www.cubaliteraria.cu