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- Perspectivas ulteriores Por: Sandro Romero Rey
- XXVI Festival de Mujeres en Escena por la Paz 2017
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"Incomunicación, carencia de amor, angustia social, temor a la pérdida del empleo, no hay salida a tanta aflicción”
(Manred Durzak sobre el teatro de Kroetz)
Para Franz Xaver Kroetz, la ciudad en sus inacabables contornos y los ambientes campesinos de Baviera, son ese lei motiv que hilvana su abundante producción dramática, al menos en los últimos años. Una dramaturgia que revela una incesante lucha contra el tiempo, no solo el cronológico sino "ese" momento de reacción del teatro alemán que para 1972 hacía un relevo temático, ya pasadas las escaramuzas del 67/68.
Hablamos de una ventana que se abría hacia los interiores del teatro contemporáneo poco explorado en ese entonces, para muchos, "intimista", que perfilaba un retorno al ser individual desconectado en la inmensa urbe y plagado de los más recónditos comportamientos. Para este novel autor esa profana cotidianidad, sería la materia de sus meditaciones dramatúrgicas cuya continuidad le han merecido importantes reconocimientos y premios no sólo en Alemania sino en otros países, especialmente en Europa.
En Perspectivas ulteriores, drama escrito por Kroetz en 1974 como homenaje a la destacada actriz alemana Therese Giehse, el autor nos da las primeras pistas en sus apuntes para el montaje, donde sugiere que la señora Ruhsam, protagonista de este monólogo, deberá aparecer como un ser "desconectado", "arrinconado".
La anciana de casi 70 años tendrá que marcharse al otro día para el asilo y dejar tras de sí cada una de sus cosas queridas y sus más caros recuerdos; difícil trance para una persona cada vez más cerca de la línea final de su existencia.
En medio de su estrecho apartamento, sola, bajo los constantes altibajos de sus memorias e inútiles decisiones, y en medio de prolongadas y significativas pausas aprovechadas por los únicos trinos de su amigo, el canario Rudy, la señora Ruhsam va desmantelando y empacando paulatinamente los objetos y enseres que la acompañaron durante los últimos cuarenta años. Tendrá que enfrentarse a su última noche, después de tanto tiempo de estadía en aquel lugar que junto con todo el edificio será demolido.
Franz Xaver Kroetz ha elegido el monólogo como instancia dramática para algunas de sus piezas; le interesaba su formato tan a propósito para la meditación de sus personajes solitarios.
Poco después de estrenar Concierto a la Carta, discurre de nuevo en este género teatral con Perspectivas ulteriores, llevada posteriormente a la televisión alemana. Pese a lo que piensan en los círculos teatrales, el monólogo ha pervivido, a fin de ser "ventana dispuesta a la interioridad humana", ganando un sitio en nuestro medio, mecanismo dramático que ha persistido como un eterno peregrino en la escena mundial.
Con esa sencillez de la unidad, la brevedad y la ligereza literaria, el espectador entonces juega su papel cuando es increpado por la obra directamente desde la escena misma, o cuando se le invita a asomarse con sutileza al ojo de la chapa, como solitario voyeur de la velada teatral. A esta última opción apunta Perspectivas ulteriores pieza que transcurre imperceptiblemente entre lo cómico y lo dramático, sin ceder la balanza a ningún lado específicamente. Un equilibrio donde penden los hilos invisibles de la cotidianidad que nos abarca en su simpleza y magnificencia.
En los últimos momentos de su trasteo, la señora Ruhsam casi nos dice al oído: "Tal vez hubiera sido mejor esperar un poco más, tal vez un año", y afirma seguidamente: "De todos modos un asilo no es una cárcel y bien mirado puede ser una oportunidad", dicotomías dejadas al azar, palabras huecas, pausas a lo inevitable.
No es realmente un homenaje a la vejez, ni al problema social que pueda sugerir el que un hombre termine sus días bajo las leyes de un asilo: ser viejo no es propiamente una cualidad. Al respecto François Rey manifiesta: "Lo que me parece muy acertado en Kroetz, es la escogencia del momento. No aferrarse como el naturalismo a un pedazo de la vida, pero sí a un momento muy preciso que permite el balance de toda una vida, en el sentido casi material del término".