La historia del teatro de lo imaginario
por: Misael Alejandro Peralta Rodríguez
Juegos nocturnos II, la obra presentada por Teatro Matacandelas, posee un fundamento pataphysico; aquí, un ligero desglose histórico de la ciencia alrededor de las tablas.
Según Cristóbal Peláez el teatro del siglo XX comenzó un poco antes de que comenzara el siglo cronológicamente: "Nació en la noche del 10 de diciembre de 1896 con la representación de Ubú Rey, por Alfred Jarry, provocando escándalo y escaramuza en sus contemporáneos".
La pataphysica está fundamentada como ciencia e incluso los griegos antiguos llegaron a estudiarla con exponentes como Ibícrates, Sócrates y Platón. Alfred Jarry, muy dado a la retorsión del lenguaje, surge como abanderado pataphysico a finales del siglo XIX.
Definida por él como una ciencia de las soluciones imaginarias y de lo particular, está dedicada al estudio de la excepción y no de la regla, se aparta de la ciencia clásica, pues no se preocupa por la creación de leyes y reglas objetivas y se aparta del método. El prefijo "pata" ha sido entendido por quienes lo investigan como algo que va más allá del prefijo meta, más allá del más allá.
En 1948, 41 años después de la muerte de Jarry, intelectuales de París fundan el Colegio de altos estudios pataphysicos, con el ánimo de hacer publicaciones pequeñas para estudiar los fenómenos de las soluciones imaginarias, revistiéndose después de mayor importancia como difusor de su ciencia.
Existe, hoy en día, el Colegio como matriz, del cual dependen aproximadamente 100 institutos alrededor del mundo, y publica anualmente textos, cuadernos, dossiers, y subsidias pataphysicas, con tirajes muy reducidos.
La mierdrología comparada aparece una y otra vez, en esa retorsión de palabras de Jarry, quien utiliza la palabra mierdra como caballo de batalla, de toda su rebeldía, y donde sintetiza toda su época, entablando una pelea no solo gramatical, sino ideológica y espiritual, sintetizada en una frase: absoluta rebeldía contra la totalidad de la simpleza.
En la definición existe una dualidad, por un lado la ciencia rigurosa, el conocimiento de la lingüística y de los movimientos estéticos, y por el otro la capacidad de vulgarizar, y de adoptar el lenguaje de la calle. Quizá si Jarry se hubiera quedado en esa introspección filosófica no habría tenido repercusión, pero al vulgarizar, sin referirse con esto a la burla sino a estar un poco al lado del vulgo, se posibilita la constante invención de nuevas palabras, sin escatimar en su uso.
En el colegio se hace hincapié sobre la ciencia y el lenguaje que no está en el diccionario, que se inventa. La mayoría de sus integrantes son psicoanalistas y artistas que no se encierran en la constitución de un dogma, sino que amplían el espectro. Una parte de los pataphysicos son involuntarios o inconscientes y otros son conscientes.
Todos somos pataphysicos. Consideran que el primer acto pataphysico fue la creación de Dios, como solución imaginaria y luego, el segundo: La creación del hombre. En la medida en que se niega la pataphysica, más se apropia, porque no discute con nadie, en la medida en que se explica se desexplica; de ahí la dificultad para definirla con un término. Su estudio requiere de una profundización y conceptualización que muchas veces no esta verbalizada.
El rigor en la pataphysica ha dado aliento a la literatura potencial, que ha sido desde hace 30 años uno de los movimientos mas fructíferos que ha dado Francia extendiéndose a España y América Latina, generando relaciones de la literatura con la ciencia, con la filosofía, potenciando la nueva literatura.
La pataphysica no se interesa en el escándalo, como lo hacen el dadaísmo en Francia y el nadaísmo en Colombia, la pataphysica no es contestataria, no defiende ninguna teoría: es.
En Bogotá se acaba de fundar el Altísimo Instituto de estudios pataphysicos, al cual está adscrito el Teatro Matacandelas, que también hace parte de la Sociedad neopataphysica de Madrid.
Faustroll es el curador inamovible, quien maneja los destinos del colegio y de la pataphysica. El vicecurador, con cargo de magnificencia, es el doctor Lutembi: un cocodrilo que vive a orillas del lago Victoria que hace señales en la arena, transmitidas por un intérprete al Colegio y a los Institutos.
El curador viene de la novela de Jarry Hechos y opiniones del doctor Faustroll: pataphysico. El autor quería escribir un tratado sobre pataphysica, pero prefirió hacer una novela donde está sintetizada en parte, la esencia de la ciencia, como sistema de dualidades alternas y simultáneas, que existe en sí y en su contrario.
La única obligación que tiene el pataphysico es no estar obligado, no discute, no vende una doctrina, representa un comportamiento que se reconoce en sí mismo, un comportamiento estético y mental.