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Ya “bajé” el último número de Conjunto

Por: Diego Sánchez

"Publicado en la revista Conjunto No. 173 oct - diciembre 2014
Revista de teatro latinoamericano Casa de las Américas, La Habana, Cuba"

Portada Revista Conjunto

Sí, en mi computador tengo la revista. Ya no tengo que esperar a que llegue en formato físico. Algunos dirán que no es lo mismo y tienen razón, pero los beneficios de la velocidad de acceso a la información en estos tiempos ya es algo bastante discutido y entonces para celebrar la efemérides de “una de las revistas más antiguas del continente” quisiera imaginar —y por lo tanto inventar— la llegada del primer ejemplar, que no necesariamente la primera edición, de la Revista Conjunto a estas tierras tan lejanas por ese entonces.

Será una narración basada en hechos reales.

La cosa fue así: Corrían los años sesenta y punta y al por entonces joven cercano a los cuarenta Santiago García (¿antes o después de que allanaran su oficina de la Universidad Nacional por poner en escena Galileo Galilei de Bertold Brecht?) le llega a Bogotá una invitación de Casa de las Américas como invitado del Festival de Teatro Latinoamericano, un evento en el corazón de La Habana. Santiago acepta la invitación y consigue el patrocinio de mismo sindicato que lo había apoyado para sus estudios en Checoslovaquia a principios de la década del sesenta. Emoción de ver de cerca el gran proceso cubano después de El Triunfo. Maletas preparadas y espera por los tiquetes aéreos.

La distancia entre Bogotá y La Habana es de 2.225 kilómetros y se hace en vuelo directo en un tiempo de tres horas quince minutos, fácil. Pero el término “vuelo directo” para la época que ocupa nuestra imaginación, no existía para el trayecto en cuestión. Había que hacer escalas. Fácil, ahora también se hacen y si es por Ciudad de Panamá, hay que aumentarle al tiempo del viaje una o a lo sumo dos horas. Pero para la época de la que hablamos no había escala en Ciudad de Panamá, ni en México, ni en República Dominicana, ni en Miami, ni en ningún punto del continente americano, Tampoco había escalas en la Península Ibérica, ni en la Europa cercana, no, la única escala existente estaba en Moscú. Sí, para llegar a la Cuba de los sesenta había que llegar hasta Rusia y de ahí viajar a La Habana, es decir 20.522 kilómetros en línea recta, y solo vamos en la ida.

Periplum

Empieza entonces el viaje de nuestro querido maestro que, saliendo de Bogotá, llega hasta París, vuela hasta Berlín Occidental, cruza El Muro carné en mano, sale del otro Berlín rumbo a San Petesburgo, luego a Moscú y ¡por fin! 7 días después, puede disfrutar de la brisa caribeña en La Mayor de las Antillas. Cansado físicamente pero con el ánimo por delante disfruta del festival, da conferencias, dicta y participa en talleres, fortalece su mirada, ve un futuro posible, escucha con admiración el discurso de El Comandante y entonces en alguna charla informal recibe de manos del propio Manuel Galich, la edición mas reciente de la revista Conjunto. En la noche, ya en el hotel, la devora de un solo tirón y como material precioso la guarda en su bolso de mano.

Ya en Bogotá —ahorrémonos el cansancio de los 7 días de regreso— Santiago saca de su bolso de mano, “el material” que pasa de mano en mano, y ahora yace en el centro de documentación del Teatro La Candelaria en la calle 12 # 2-59 del barrio del mismo nombre, donde puede ser consultada con previa cita.